Cuando la Robo-ilusion que te lo debe todo, no te da nada.   En el 2025, los ancianos en Cuba enfrentan múltiples desafíos que afectan su calidad de vida. La inflación y el aumento del costo de vida han erosionado el poder adquisitivo de sus pensiones, que promedian menos de 1,600 pesos mensuales, inferiores al salario mínimo de 2,100 pesos. Según el economista Omar Everleny, un jubilado necesita más de 12 salarios mínimos para cubrir sus necesidades alimenticias básicas.    La escasez de recursos en áreas esenciales como salud y alimentación, junto con la disminución de la asistencia social estatal, ha incrementado la pobreza entre los adultos mayores. Además, el proceso de bancarización ha dificultado el acceso a sus ingresos, exacerbando su vulnerabilidad económica.    Cuba es uno de los países más envejecidos de América Latina y el Caribe, con más del 20% de su población mayor de 60 años. Se proyecta que para 2030, este grupo represente aproximadamente el 29% de la población nacional, lo que aumentará la demanda de servicios de salud y asistencia social que el régimen no les garantiza.   Además, la crisis eléctrica desde el 2024, que deja al país sin servicio durante varias horas al día, incluso días enteros con el colapso del Sistema Energético, afecta gravemente a los ancianos, especialmente aquellos con condiciones médicas que requieren refrigeración de medicamentos o atención médica constante.    Organizaciones de la sociedad civil han denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la difícil situación de los ancianos en Cuba, destacando la inseguridad económica y la falta de asistencia estatal adecuada.    En resumen, los ancianos cubanos en el 2025 enfrentan una realidad marcada por dificultades económicas, escasez de servicios básicos y una creciente demanda de atención que supera la capacidad del resquebrajado sistema de salud y asistencia social de la isla.   © LaTijera