En Cuba desde 1959 han habido Días Malos, Días Peores y Díaz-Canel Un recorrido crítico por las etapas del castrismo hasta el presente   Por más de seis décadas, Cuba ha vivido bajo un sistema político marcado por el autoritarismo, el control centralizado de la economía y una narrativa de resistencia que, si bien alimentó la esperanza en sus inicios, ha derivado en una prolongada crisis estructural. La frase popular que circula en redes sociales y entre ciudadanos —“En Cuba desde 1959 han habido Días Malos, Días Peores y Díaz-Canel”— encapsula el descontento de un pueblo cansado de sobrevivir, sin perspectivas claras de futuro.   Fidel Castro: El origen del mito… y del control absoluto   Fidel Castro asumió el poder en 1959 tras derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. La Revolución Cubana prometía justicia social, soberanía nacional y dignidad para los pobres. Durante los primeros años, la nacionalización de la economía, las campañas de alfabetización y la reforma agraria consolidaron el mito del "líder invencible". Sin embargo, estas medidas también instauraron un sistema de partido único, eliminaron la prensa libre y colocaron toda la economía bajo control estatal.   La dependencia soviética permitió cierta estabilidad, pero también ocultó el profundo estancamiento productivo. Tras la caída del bloque socialista, el país enfrentó el llamado "Período Especial", un colapso económico que expuso las fallas estructurales del modelo revolucionario. La respuesta del régimen: más control, más represión y más retórica.   Raúl Castro: Reformas tímidas y más de lo mismo   Raúl Castro heredó el poder en 2006 con una promesa de "actualización del modelo económico". Bajo su mando se permitió una limitada apertura al trabajo por cuenta propia, se impulsaron las cooperativas no agropecuarias y se flexibilizaron algunas restricciones de viaje. Estos cambios despertaron breves expectativas de modernización.   Sin embargo, las reformas fueron parciales, lentas y constantemente saboteadas por el propio aparato burocrático del Partido Comunista. Raúl mantuvo la represión política, reforzó la censura y preservó el monopolio del poder. En la práctica, más que una transición, su mandato fue un reciclaje del castrismo con mejores modales y un disfraz tecnocrático.   Miguel Díaz-Canel: Continuidad sin carisma, sin legitimidad y sin rumbo   Con la llegada de Miguel Díaz-Canel en 2018 —el primer presidente no apellidado Castro desde 1959—, algunos pensaron que era posible una transición hacia un modelo más abierto. Pero el propio Díaz-Canel se encargó de disipar cualquier ilusión: su consigna más repetida ha sido “somos continuidad”.   Durante su mandato, Cuba ha sufrido una grave crisis económica agravada por la pandemia, la caída del turismo, la ineficiencia interna y las sanciones externas. La inflación descontrolada, el desabastecimiento, los apagones, y la migración masiva son síntomas de un país al borde del colapso. El estallido social del 11 de julio de 2021 marcó un antes y un después: miles de cubanos salieron a las calles exigiendo libertad. La respuesta del gobierno fue la represión brutal y el encarcelamiento de manifestantes, muchos de ellos jóvenes y artistas.   Díaz-Canel no solo ha demostrado ser incapaz de gestionar una crisis, sino que ha perdido completamente el respaldo simbólico que alguna vez tuvo la Revolución. Su figura, percibida como impuesta, gris y autoritaria, ha pasado a ser blanco de burlas populares y expresión de hartazgo nacional.   Conclusión: ¿Y después de Díaz-Canel?   La frase que da título a este artículo resume un ciclo de frustración. Desde Fidel hasta Díaz-Canel, el modelo ha evolucionado poco, y siempre en la dirección del control y la represión. Cuba necesita más que reformas cosméticas: necesita una transformación profunda que incluya pluralismo político, economía libre y respeto por los derechos humanos.   Pero mientras el poder siga en manos de quienes ven al disenso como traición y al cambio como amenaza, el pueblo cubano seguirá enfrentando, como bien dice el dicho, no solo días malos… sino los peores.   © LaTijera